Desde el pasado 9 de Marzo hacia las 10 de la noche hasta día de hoy, se vive una lucha cainita en las altas esferas del Partido Popular. La lucha, acentuada en las últimas semanas por la cercanía del Congreso de Valencia, ha tomado una vertiente casi auto-destructiva, masoquista en mi opinión.
El partido se encuentra dividido en dos partes bastante diferenciadas. Y es que señores, este barco capitaneado por Rajoy definitivamente hace aguas: la gente salta y reza a san Josemari por su vida al no haber llegado al puerto de Moncloa, como parecía previsto. Pero de esta lección se quiere desprender una llama de pragmatismo y moderación, prueba de eso es la inclusión de Gallardon en el archifamoso equipo de Rajoy.
Y después está esa amalgama de tardo-aznaristas, ultracatólicos, nacionalistas (españoles se entiende), neoliberales… unidos en torno a la lideresa y dirigidos desde la redacción y el estudio de grabación.
La imagen que emite el PP últimamente es lamentable, como decía un reportero de CQC: “yo no quiero ir, que eso parece la Franja de Gaza”, y no creo que vaya desencaminado.
Y es que esta lucha, de personas, pero que cada vez adquiere un perfil mucho más ideológico, si no se soluciona rápidamente y de raíz, creara la base para una posible y últimamente parece que probable, la separación del PP, y de la derecha española unida durante los últimos 20 años, aunque no haya ningún líder que quiera tomar ese riesgo.
Yo personalmente, creo que debería tomarse en cuenta. No hay partido europeo en el que convivan liberales con ultracatólicos, o democristianos con neoconservadores. Al PP solo le unía el deseo de echar al PSOE y un sentimiento de defensa de la unidad nacional. Vemos como en el resto de Europa la derecha esta dividida en dos (o más), y eso no le impide para nada alcanzar el poder. Tenemos los ejemplos como en Alemania (CDU y FDP), Bélgica (democristianos por un lado y liberales pos otros cada uno según su lengua), Irlanda (Fianna Fáil y Fine Gael), Reino Unido (Tories-Conservatives y Liberals)… y así hasta aburrir.
El PP debe ser un partido de centro reformista, de fuertes principios liberales, conservadores y democristianos, que a su vez defienda la pluralidad y unidad de España. Pero que a la vez sea un partido abierto y dialogante, pactista y con principios, de gobierno y oposición. Donde ninguna puerta se le cierre solo por ser el PP.
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