14 de septiembre de 2009

Benidorm

El transfuguismo a cualquier nivel es uno de los hechos más usualmente deleznables de la democracia, pero en escasas ocasiones uno de los más nobles.

En la base de nuestro sistema parlamentario (congreso, senado, parlamentos autonómicas, y no menos importante, ayuntamientos. Pues que es sino un ayuntamiento sino la cámara legislativa mas cercana a la ciudadanía) está en que todo cargo publico electo es representante de todo el pueblo, y no solo de los que lo han votado. Por lo tanto, cada electo es responsable de su voto, el cual ejerce a su total discreción.

No obstante esto se suele complementar con la disciplina de partido, y raras veces se suele salir de ella, pues se supone que al diputado no le hace falta saber todo lo que vota y se someta dócilmente a la ejecutiva del partido. No obstante en extraños casos en los que no existe una opinión oficial se deja libre voto a los miembros de una formación.

Y en otras aun más escasas ocasiones, un diputado se rebela contra el establishment y vota lo que le dicta su conciencia. Mas le vale a este estar seguro de su posición, pues corre alto riesgo de convertirse en un apestado dentro de su propio partido. En mi opinión suele ser uno de los siguientes casos:

-Un pez gordo que ha defendido repetidamente una posición y no puede echarse atrás (Celia Villalobos cuando voto a favor del matrimonio gay y en contra de su grupo parlamentario)

-Alguien que vota en una dirección para obtener un beneficio personal

-Alguien que se rebela contra su partido al ver que su vida política se acaba (El senador, eurodiputado y congresista de UPN que se pasaron al PP cuando estos partidos rompieron con tal de conservar su acta).

-Alguien que vota en una dirección contraria a su partido por pura conciencia personal, un verdadero Maverick. Algo poco común en España pero que en EEUU pasa de vez en cuando.

Bajo el paraguas de la libertad de voto y representación de todos se esconden tristes hechos, como las polémicas mociones de censura que alternan artificialmente los resultados de unas elecciones. Es el caso ahora de Benidorm, antes de Denia o el caso más importante dado en España, el Tamayazo en la Comunidad de Madrid.
Ante esto siempre se ha propuesto que el líder del grupo vote por todos, en mi opinión esto solo haría que poner excesivo poder en las direcciones de los partidos políticos, ya de por si poco democráticos. Recordemos la ley de hierro de las oligarquías de Robert Mitchell.


PD.: En mi opinión el caso de Benidorm se da porque un concejal rebotado con pocas esperanzas de repetir en su cargo y con ocultos intereses urbanísticos (publicados en la prensa) trata de vengarse de su partido y sacar tajada económica. Mientras que el PSOE es incapaz de desaprovechar la oportunidad ante los agravios de Denia y la Vila Joiosa. Y veo poco probable el fin de la vida política de los actuales concejales socialistas.

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