Es interesante la relación que ha tenido la sociedad norteamericana con las drogas, es el país que más consume, las tolera privadamente, el que más gasta en erradicarlas (tanto internamente como desde los países productores) y el que más las difama públicamente. Pero si hay algún territorio de la Unión que se lleve la palma, ese es California, sin lugar a duda. El primer estado que legalizo la marihuana para usos terapéuticos en 1996, y al que cada año se van uniendo lentamente algún otro estado de la Unión. De hecho, el mismo día que se eligió presidente a Barack Obama, los electores de Michigan legalizaron esta práctica en su estado mediante referéndum. O el Estado de Nueva Jersey hace unas semanas.
En el caso de California, bajo receta se puede adquirir fácilmente, no en farmacias, pero si en locales especializados, a la vista y en lugares públicos, si bien quienes se dedican a esta actividad, no deben perseguir lucro alguno. No obstante la venta al público general sigue estando perseguida. Aun así, más de uno consigue recetas falsasy similares que le permiten adquirir la dichosa sustancia, de forma “legal”. De hecho, la semana pasada, el Tribunal Supremo de California,despenalizo el cultivo de marihuana entre los consumidores enfermos y los limites, tanto en el cultivo como en la compra del producto. Todo ello, bajo ninguna supervisión medica.
Para más inri, el pasado Mayo el Gobernador del Estado de California, Arnold Schwarzenegger (alias Governator) propuso abiertamente la imposición de impuestos especiales a la marihuana y deja la puerta abierta, a una posible legalización que sacaría a la luz un mercado negro e irregularizado que mueve miles de millones de dólares al año. Un mercado, que por supuesto, seria gravado, y generaría unos ingresos extra que no les vendrían mal a las maltrechas arcas de California. Debiendo 42.000 millones de dólares, siendo el estado mas endeudado de los Estados Unidos.
El caso de California es paradigmático y puede que premonitor, con el tiempo, las sociedades avanzadas deben hacer frente al problema que representan las drogas, su aceptación social y sus consecuencias de todo tipo (sanitarias, sociales, políticas, de seguridad o medio ambientales). Deberán enfrentarse a el abiertamente, ya sea para parchear el déficit publico o para desintoxicar a importantes estratos de la población.